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No desperdicies

FAIR SHARE A student places food on a share table. What is not taken by other students will be reused or donated. RICARDO RAMIREZ BUXEDA—ORLANDO SENTINEL/TNS/GETTY IMAGES

Cada día de semana, más de 30 millones de estudiantes en Estados Unidos comen alimentos servidos en cafeterías escolares. Y cuando el almuerzo termina, llenan los botes de basura con alimentos sin comer.

Manzanas, patitas de pollo y sándwiches de pavo comidos a la mitad tienen un costo. Es por esto que las escuelas están tratando de reducir la cantidad de alimentos que se descartan. “No deseamos que alimentos buenos sean desperdiciados”, dijo Nancy Deming a TIME for Kids. Ella es la gerente de sostenibilidad para el Distrito Escolar Unificado de Oakland, en California.

UN MEJOR ALMUERZO Un estudiante en Massachusetts muestra su comida del programa Chefs en Escuelas.

HEATHER KATSOULIS COURTESY PROJECT BREAD

Más de $1.000 millones de alimentos son desperdiciados cada año. Esto es según el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés). La comida desperdiciada es dinero desperdiciado. Es también una oportunidad perdida de alimentar a personas hambrientas. Y es malo para el medioambiente: la cosecha, el empaque y el transporte de alimentos producen emisiones de gas de efecto invernadero. Estas polucionan el aire. Además, las cajas de alimentos con frecuencia terminan en un vertedero.

Combatir el desperdicio de alimentos

Las escuelas han desarrollado estrategias para reducir el desperdicio. Los estudiantes con frecuencia tienen más hambre después de jugar. Programar el almuerzo después del recreo puede reducir en un 30% la cantidad de alimentos desperdiciados, según el USDA. Prolongar el periodo del almuerzo también ayuda. Da a los niños tiempo para comer todo en sus bandejas.

Muchas escuelas siguen las reglas del gobierno que dicen que los estudiantes deben tomar un cierto número de artículos saludables en la comida. Estas reglas ayudan a que los niños reciban una comida balanceada. Pero pueden llevar a un mayor desperdicio.

COMPARTIR ES PREOCUPARSE Esta mesa compartida en Oakland, California, tiene instrucciones para clasificar alimentos.

COURTESY NANCY DEMING

Es por esto que las escuelas de Oakland establecieron algo llamado mesas compartidas. Los estudiantes ponen alimentos sin tocar en la mesa. Un estudiante que quiera los alimentos puede tomarlos. Hay reglas para asegurar que el alimento es seguro.

Los alimentos que no son tomados de la mesa se sirven otro día. Si el alimento no puede usarse en la escuela, es donado a una caridad. Los restos de comida son convertidos en abono. “Se trata de reconocer que los alimentos tienen valor”, dice Deming.

¡MM! Un cocinero en Oakland prepara una receta de pan sin levadura con pollo picante. La receta fue desarrollada para reducir el desperdicio.

PROJECT BREAD

Prueba de sabor

Los estudiantes también desperdician comida porque no les gusta su sabor. El Chef Sam Icklan quiere cambiar esto. Trabaja en un programa en Massachusetts llamado Chefs en Escuelas. Él ayuda al personal de la cafetería a desarrollar recetas que los niños disfrutan.

En una escuela, la col rizada no se comía con frecuencia. Entonces, Icklan hizo una receta de pizza cubierta con col rizada, calabacín y espinaca. La llamó Pizza Monstruo Verde. A los estudiantes les encantó. “Se convirtió en este plato hermoso y vibrante que era delicioso y lleno de vegetales”, dice Icklan. “¿Quién no lo comería?”

Únete a la lucha

Tú también puedes combatir el desperdicio de alimentos. En el supermercado, busca los productos agrícolas “feos”. Las frutas y vegetales con formas irregulares son aún sabrosos, pero son frecuentemente pasados por alto. En tu casa, lee las etiquetas de seguridad. Si una etiqueta dice “best before” (mejor antes), el alimento es aún seguro para comer hasta un poco después de esa fecha. (Si la etiqueta dice “use by” (usar antes) el alimento ya no es seguro después de la fecha). En las comidas, comienza con porciones pequeñas. Si aún tienes hambre, puedes comer más después. Y cuando no comes un alimento, no lo tires. ¡Conviértelo en abono!